Neradas

Compartir neros. Istmos de complicidad entre amigos que definen situaciones o personas según el momento.
Todo vale para esta palabra que no está en el diccionario.

J.E.

lunes, 19 de diciembre de 2011

No hubo acuerdo



No hubo acuerdo, por más que pelearon, gritaron, se arrojaron cosas, no hubo acuerdo, ¿y por qué necesitaban tanto ese acuerdo si con haberse ido unos por un lado y otros por otro ya hubiese sido suficiente? Pues porque se necesitaban. Los unos sin los otros, no eran nadie, y la lucha que llevaban los ayudaba a mantenerse vivos, a pensar que todavía merecía la pena algo por lo que luchar. Desde todas partes les decían que ya nada tenía remedio, y unos y otros eran perjudicados, aunque unos en menos medida que otros. Así que con la lucha, todavía mantenían la ilusión de que unos, eran más importantes que otros. Lo creían de verdad, de lo contrario no estarían luchando. Pasó un camión de la basura y comenzó a recogerlos uno a uno con sus grandes pinzas, los metió en la trituradora, y allá que se juntaron todos. El camión siguió avanzando, por el camino recogía animales, trastos sueltos, coches, barandas de balcones. Cuando llegó al final de la ciudad se juntó con sus cómplices: las grúas, que por su parte habían recogido todo tipo de edificios y también los habían juntado y allí, todo en un montón preparado para la gran merienda, quedaron aparcadas las máquinas a la espera de nuevas órdenes. Poco después llegó avanzando por el camino, pesadamente, una trituradora gigantesca. El control remoto lo llevaban desde arriba, en el planeta Mierda, que ahora había aumentado su población con los últimos indignados del planeta Tierra, que escondidos entre las montañas habían aguantado hasta el final, hasta que con la última nave revisadora decidieron entregarse y empezar otra nueva vida, aunque fuese como esclavos también. Por lo menos cambiaban de aire, a lo mejor esos dirigentes del planeta Mierda, eran menos horribles que los de la Tierra, a lo mejor con tener una misión, lo demás, el tiempo libre posterior, era para ellos, a lo mejor no tenían que trabajar a cambio de nada y por lo menos conseguían la eternidad o un cuerpo robot para no deteriorarse. Llegó la apisonadora gigantesca, redujo a polvo la gran montaña de cosas y hombres inservibles, todo, y dos grandes haces de luz absorbieron a las máquinas. Misión cumplida. El planeta Tierra pasaba desde ese momento a la Historia.

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