Neradas

Compartir neros. Istmos de complicidad entre amigos que definen situaciones o personas según el momento.
Todo vale para esta palabra que no está en el diccionario.

J.E.

lunes, 27 de octubre de 2008

¿Realidad o Simulacro?: Homenaje a Luther Blissett


Solía practicar algo que había leído y que por interesante repetía diariamente en cuanto encontraba un rato para poder hacerlo. Consistía en dejarme ir a la "Deriva" por determinados barrios de la ciudad sin objetivo alguno. Se trataba de reimaginar torres de oficinas, carteles publicitarios, mobiliario urbano, fuentes y jardines como si se tratara de castillos de sabiduría, voces susurrantes, obstáculos a salvar o estanques de ranas-príncipes y bosques de árboles encantados. El propósito era encontrar belleza y aventura en el paisaje ciudadano a través del poder desfigurador de la mente. Era cuestión de convertir espacios grises decadentes en lugares mágicos y maravillosos. Y así, salir a comprar tabaco, volver a casa desde otra casa, o del último local de copas en la noche podía metamorfosearse en viaje iniciático hacia no sé qué, o en algo especial, o espacial, o experimental según quisiera mirarse, además, de un momento a otro podría alcanzarte ese acontecimiento descotidiano y peculiar como mejor antídoto contra el aburrimiento transeuntiano. Esto sólo tenía un riesgo, y es que antes de que te dieras cuenta, podías ser esa loca que habla con cosas invisibles o que busca en las pintadas de las paredes posibles mensajes secretos, pero en fin, había que arriesgarse, en el riesgo suelen encontrarse innumerables placeres inesperados. Y el que diga lo contrario, miente, o se miente.
No hace mucho, en uno de esos paseos a la deriva por la ciudad, encontré un tipo que dijo llamarse Luther Blissett. ¿Luther Blissett?, pregunté, ¿el autor de "Q"? Leí ese libro hace años, pero..., un momento, qué extraño, pensé. Conocía la historia. Fue todo un boom en su momento. Salían Luthers hasta debajo de la tierra. Escritores, noticias inventadas, programas de radio clandestinos. Se le atribuyeron todo tipo de eventos, nombres y caras, hasta convocó una huelga de Arte y anunció su suicidio virtual en la red por el rito Seppuku, no sin antes colocar en cuanta mierda de perro encontró por la calle banderines con nombres de políticos locales de una ciudad cualquiera elegida al azar. Se fabularon tantas noticias reales y falsas que uno no sabía nunca a qué carta quedarse. ¿Luther Blissett, el guerrillero de cabeza múltiple que se movía por el ciberespacio y por los medios de comunicación como Pedro por su casa? ¿ese eres tú?, repetí incrédula. Luther Blissett es un espejo en el que todavía no te has mirado, me respondió él. Si quieres saber quien está detrás de mi, o quién soy en realidad, coge el espejo y mírate. Tú también eres yo, dijo enigmático. Pero entonces, no estabas muerto, estabas de parranda, dije por decir algo gracioso en lenguaje del cancionero popular. Te suicidaste hace años, ¿no?, ¿estoy muerta yo también? -Creí que se trataba de una broma y opté por seguirle la corriente-. Intentabas engañarme como siempre hacía el original, ¿verdad?, dije metiéndome de lleno en el papel. Sonrió sin más y me invitó a que paseáramos juntos, a derivar juntos, para ser más exactos. Parecía que además, conocía esta práctica de los Situacionistas con los que también lo asimilaron todos los medios de comunicación en su día. Quería demostrarme, y creo que lo consiguió, que realmente no había muerto, que como todo lo virtual, era invencible. Inmortal. Que aparecería y desaparecería siempre. Que durante todo este tiempo, cansado de su antigua vida había seguido viviendo bajo otras identidades, pero dado que había llegado a esos oídos que tenía desplegados por todas partes que pensaban hacerle un monumento, y crearle un museo callejero que se llamaría "El Museo de los Museos Inexistentes y de los Conceptos Inservibles", no tenía por menos que recuperar su vieja identidad por un breve espacio de tiempo. Hasta la inauguración por lo menos. Me dijo orgulloso que las instalaciones serían montables y desmontables y las colocaría un arquitecto de los que no construyen, sólo movilizan. ¿Y qué contendrá?, pregunté intrigada, ¡me gusta ese nombre! Pues mira... la única realidad existente será la ficción de otra realidad. Realismo mimético. Ten en cuenta que yo no tengo psicología, soy una dramatización en mí mismo, mezcla de ideas filosóficas y estúpidas como todos, bisagra entre planos de niveles diferentes y distintas dimensiones. Soy una realidad imaginaria y fidedigna al mismo tiempo, de ahí el nombre que te ha gustado tanto. Todo será un juego metafictivo basado en el intercambio de intermediarios, y por lo tanto, inauténtico. Expresará la relación del hombre con la multitud de datos y acontecimientos externos a él. Se parodiarán valores culturales. Cuentos que se convertirán en autenticas vivencias, acertijos en los que será difícil reconocer el límite entre realidad y ficción. Al público se le hará desconfiar no sólo de la veracidad de la información que se les muestre, sino también de todo lo que han aprendido a lo largo de sus vidas y considerado como seguro por el hecho de sentirlo cierto. Se hará apología de la falsificación idéntica de la realidad hasta confundir el original con la copia. Ese será el lema: verdadero o falso, ¿quién sabe? Se navegará a través de una nebulosa de ambigüedad en espacios virtuales que sustituirán toda experiencia real hasta el punto de no localizar dónde se encuentra el punto de partida o la meta. Los conceptos "identidad-diversidad" habrán perdido cualquier validez. ¡Me da miedo!, dije. Eso es lo que se pretenderá, me contestó. Crear incertidumbre, es lo que sé hacer mejor, y ese será el espíritu de “La Exposición”. También habrá homenajes a esas otras identidades que usurpo incluso a través de nombres verdaderos. Soy experto en transformar individuos reales en personas colectivas. ¿Quién no ha deseado en algún momento ser ese otro que ha hecho o inventado algo maravilloso? Hay que deconstruir el principio de individualidad. Nadie haría nada sin el concurso de los demás. Qué sería de un actor sin espectadores, de un escritor sin lectores, de un loco sin cuerdos que pudiesen dar fe de sus locuras. Es una forma de crear mitos colectivos. La persona auténtica queda borrosa y ese lugar vacío se enriquece con las innumerables historias y leyendas de los demás. Ese es mi Don. Crear mitos. Se homenajeará a todos los guerrilleros del Arte y bromistas con causa que anden sueltos. A colectivos expertos en terrorismo cultural que intentarán colársela a quién se deje.
Continuamos caminando y entonces me propuso un juego al que accedí de inmediato: descubrir manifestaciones de su mano negra en las calles que recorriéramos. Y así lo hicimos. Nada más girar una esquina, en un cruce de avenidas, quedé convertida en Dorita y él en el Mago de "TAZ" (Temporary Autonomus Zone). Se abrieron de inmediato dos sendas a nuestros pies. Una roja y otra amarilla. Por supuesto, seguimos la de las baldosas rojas contrariando al cuento, se trataba de hacer lo contrario de lo que los demás esperaran de nosotros. Al instante se fueron sumando personajes de todo tipo pero sin olvidar a los otros protagonistas principales. En este caso: un León de Neón, un Hombre Bote de Hojalata, que por cierto me pareció Andy Warhol, no sé por qué. Un Espanta Carteles Publicitarios, y un perro callejero que en vez de Totó, dijo llamarse Luther Blissett utilizando la voz de Paris Hilton. El León Neón no paraba de encenderse y apagarse mostrando logos de distintas revistas virtuales, me llamó la atención uno de "Yomango" porque lo conocía, de hecho lo último que había leído en esa revista había sido:
"Banksy, ¿artista o fantoche? Es decir, ¿ustedes están vivos y existen en este mundo o son ciegos que creen que arte es lo que se hace en los museos? Esto último se llama "manipular la encuesta". Conste que yo no inventé el método…".
¿Inventó Luther el método?, ¿Orson Welles?, ¿Cervantes con el hombre de la triste figura?, ¿Qué estaba pasando? ¿Lo estaba mezclando todo yo?, pensé, ¿sería producto de mis botas chamánicas que se habían convertido de repente en chapines de rubíes rojos?, ¿Los habría robado Luther para mí en el Museo de Cine de Berlín?, qué deriva más rara la de hoy...
Seguimos la andadura y el hombre bote de hojalata decía ir en busca de un corazón de los de sentir de verdad, había cobrado vida a través de un graffiti, casualmente de Banksy, y que éste había sido eliminado con pintura blanca, así que debía recuperar su alma atrapada entre la pared y la pintura correctora. El León Neón dijo no atreverse a pensar, había sido programado sólo para proyectar, y que a él también le vendría de perlas un cerebro. Por otro lado, el Espanta Carteles Publicitarios, no tenía cabeza, decía que se la había robado clandestinamente el "Decapitador de Londres", ese artista callejero que intercambiaba caras famosas por muñones ensangrentados y los difundía por la ciudad para sorprender a los transeúntes de cada día, ese era su cometido pero... ¿sería posible conseguir un rostro y otro contexto? Blissett dijo: Os daría las claves para conseguir lo que queréis pero tendréis que esperar, hay que llegar a la Ciudad Esmeralda y entrar en el "Museo de los museos Inexistentes y los Conceptos Inservibles". Allí todo será posible.

Publicado originalmente el 11/10/08 en la revista digital REENVIO #0, a disposición pública en la página web: http://enotroespacio.blogspot.com/.
"Este proyecto y esta revista homenajean con un toque de ironía una de las estrategias más atractivas del último siglo pasado: las identidades múltiples".